Después de cruzar el lago, arribaron a Genesaret. Cuando
la gente reconoció a Jesús, la noticia de su llegada corrió rápidamente por
toda la región, y pronto la gente llevó a todos los enfermos para que fueran
sanados. Le suplicaban que permitiera a los enfermos tocar al menos el fleco de
su túnica, y todos los que tocaban a Jesús eran sanados. Mateo 14:34-36
El magnetismo es un fenómeno físico por el que los objetos ejercen fuerzas de atracción o repulsión sobre otros materiales;
y uno de los objetos por excelencia
para demostrar este fenómeno son los imanes; aquel material que de diversas formas y tamaños, tienen el poder de
ejercer una influencia poderosa sobre otros objetos metálicos al punto de
atraerlos inminentemente. Si por un momento pensamos en el ministerio de Jesús
en la tierra, nos daremos cuenta que al igual que un imán, Jesús atraía
multitudes con una especie de magnetismo, donde sin mucho esfuerzo, miles
de personas corrían a su encuentro, para
recibir de él enseñanza, milagros y amor. Tan solo era necesario escuchar que
Jesús estaba en la ciudad para que todo el pueblo saliera en búsqueda del mesías.
El Ministerio del maestro nos enseña que parte de la proclamación y extensión
del reino es la atracción; y para él esta atracción se ejercía a través de la
cobertura de necesidades, es decir, si la gente necesitaba alimento, Jesús
oraba al Padre por alimento, si la gente necesitaba sanidad, Jesús
milagrosamente les sanaba, y si la gente necesitaba palabra, allí siempre
estaría Jesús para enseñarles las escrituras y el camino al cielo; sin duda era
un ministerio hacia la gente; y por la obra de Jesús muchos creían y eran
salvos!
Deberíamos meditar en esto y
mirar con atención que trabajo hacemos como cristianos en lo particular y como
Iglesia del Señor, pues nuestro llamado es a atraer, pero cuidado, no se trata
de atraerlos hacia nosotros, sino a los pies de Jesús. Tomate un momento para
pensar si como creyente eres una persona que con su testimonio, con sus
palabras y con muestras de amor atraes a otros hacia Jesús o por el contrario,
tus malas actitudes, tus palabras, tu silencio o tu doble vida alejan a los perdidos de
conocer a Cristo.
Cuando la gente se enteraba
que Jesús estaba en la ciudad, corrían a su encuentro, podían reconocer que el
Padre estaba con El, y al acercarse eran transformados, sanidad, liberación,
bautismo, nueva vida…. ¿los que no le conocen están corriendo hacia ti para
conocerlo? ¿eres un reflejo de la presencia de Jesús en tu vida? ¿estas
proveyendo respuesta a las necesidades de los perdidos? Empieza hoy mismo… puedes comenzar por
hablarle a alguien de Jesús y su plan de salvación para su vida.
Atráelos y condúcelos a los
brazos de papá!!!
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