miércoles, 20 de febrero de 2013

Pasión y Profundidad


Hace algunos años escuche a un predicador hablar acerca de las parejas y el matrimonio, y en su mensaje explicaba que el primer año del matrimonio es un año lleno de pasión y gozo, pero que a medida que los años pasan esa pasión se hace menor pues la pareja va madurando  haciendo del amor algo menos pasional y más profundo; en ese tiempo yo aún estaba soltero y pensé: “yo quiero las dos cosas, PASIÓN Y PROFUNDIDAD”, ya tengo algunos años de matrimonio, y en ellos me he dado cuenta que para tener ambas cosas hay trabajo que hacer. Ciertamente comprobé que lo “normal” es que suceda lo que aquel predicador expuso, sin embargo, con un poco de esfuerzo es posible ser una pareja apasionada y con un amor profundo hasta la vejez.

Pero también he aprendido que estos principios son aplicables a cualquier relación que tengamos, con amigos, vecinos, hermanos en la Iglesia, o compañeros de trabajo, todo comienza muy bien y con mucho ánimo para luego la emoción se va a menos que hagamos un esfuerzo, caminemos otra milla y nos comprometamos a hacerlo bien. Hay una relación que en especial debe ser objeto de nuestra atención, es una relación que sin duda puede afectar tu vida poderosamente; se trata de nuestra relación con el espíritu Santo; y como toda relación, esta es susceptible de padecer  ese  enfriamiento catastrófico  que puede provocar consecuencias muy dolorosas en el Cristiano. La Biblia dice que Jesús prometió a sus seguidores la presencia  del espíritu santo a  fin de serles compañero y guía en su diario vivir. La escritura nos muestra:

“Y yo le pediré al Padre, y él les dará otro Consolador para que los acompañe siempre: el Espíritu de verdad, a quien el mundo no puede aceptar porque no lo ve ni lo conoce. Pero ustedes sí lo conocen, porque vive con ustedes y estará[c] en ustedes. No los voy a dejar huérfanos; volveré a ustedes”. Juan 14:16-18 NVI y más adelante Pablo confirma que la promesa se ha cumplido: “¿No saben que ustedes son templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en ustedes?” 1 Corintios 3:16 NVI

La relación del Cristiano con el Espíritu Santo es real, Él ha hecho morada en los que creen, pero la calidad de dicha relación dependerá de nuestra búsqueda y anhelo por él. Cuando nuestra relación es buena y logramos apasionarnos día a día por Dios y su Espíritu, podemos experimentar un mover espiritual maravilloso, que no es otra cosa sino el cumplimiento de las promesas de Jesús; empezamos a sentir consuelo, aliento, guianza, compañía, gozo y más!!! Tienes dos opciones: tratar al Espíritu Santo como un visitante en tu vida que a veces usas para orar o para pedir dirección en una decisión o puedes tratarlo como el dueño de tu vida relacionándote con  él a diario, de una forma real y especial; ojo, las promesas de la acción del Espíritu Santo prometidas por Jesús solo se realizarán cuando tomas la segunda opción!!!

Cultiva hoy una relación APASIONADA Y PROFUNDA con el Espíritu Santo! 

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