Diariamente nos enfrentamos a situaciones que ponen a prueba
nuestro carácter, nuestra tolerancia y nuestra paciencia; muchas de estas
situaciones involucran a personas que hacen o dicen cosas que en particular pueden
ser tan desagradables como molestas,
ocasionando así el que propiciemos o seamos llevados a discusiones que pueden
ir desde un comentario áspero hasta los gritos y los golpes. Probablemente si
cuentas estos episodios en tu propia vida te faltarían dedos en las manos.
Ahora bien ¿Qué dice la Biblia al respecto? ¿Cómo quiere Dios que actuemos ante
estas situaciones? ¿Puedo hacer algo para calmar la presión y bajar los ánimos
en estas situaciones?
A lo largo de la escritura se nos dan muchos consejos tocantes
a la ira, el enojo, la restauración de relaciones rotas y el carácter del
verdadero discípulo de Cristo; sin embargo en estas líneas quiero concentrarme
en dos, que a la verdad son muy prácticos, por lo cual no debes tener excusas
para asumirlos a partir de hoy:
“La respuesta amable calma el enojo, pero la
agresiva echa leña al fuego” Proverbios 15:1. Este primer consejo bíblico se
refiere a tu reacción verbal en medio de una discusión… ¿eres de los que no se
queda callado(a)???... Dios nos aconseja que respondamos siempre con palabras
amables; una blanda respuesta es capaz de llevar los ánimos hacia abajo y
lograr que la discusión termine. Claro que a veces cuesta!!! Pero debes orar
para pedir fuerzas a Dios y así lograr bajar la voz, dejar la ironía, evitar
herir con palabras y en definitiva llevar cada desacuerdo al área de la oración
y la conversación hasta alcanzar una solución.
“Si se enojan, no pequen. No dejen que el sol se ponga
estando aún enojados” Efesios 4:26. Este segundo consejo bíblico se refiere al
tiempo en que se está enojado… ¿eres de los que no olvidan???... Dios nos
aconseja que no le demos largas a la solución de nuestros conflictos,
indudablemente la palabra nos está advirtiendo de problemas que surgen de
mantener un pleito por mucho tiempo, así que, de hecho el consejo es que no
pase ni un día y sigas enojado(a). Resuélvelo!!!! Ve ahora mismo, siéntate con
la persona, hablen tomando en cuenta el primer consejo y reconcíliense. Esto
traerá a tu vida paz y gozo. Esta es la voluntad de Dios.
Bendiciones