Las escrituras bíblicas son claras respecto al nivel de
pureza que Dios espera que como sus hijos tengamos, y es, absoluta pureza.
Mateo 5:48 es una clara muestra de esto: “sed pues vosotros perfectos como
vuestro Padre que está en los cielos es perfecto”… El plan de Dios para la vida
del hombre es en santidad, rectitud e integridad, no de acuerdo a nuestra
perspectiva, sino de acuerdo a la suya, la cual podemos conocer a través de las
penetrantes líneas de la palabra de Dios. En la Biblia están escritas todas las
leyes, los planes, mandamientos y designios de Dios para cada creyente.
Hay en la Biblia un versículo que resalta poderosamente entre
otros y confronta nuestras vidas hacia la santidad; este versículo lo
encontramos en 1° Corintios 10:23 que expresa: “todo me es lícito pero no todo
conviene, todo me es lícito pero no todo edifica”. Este pasaje abiertamente nos
advierte acerca del tomar decisiones erradas al aceptar en nuestras vidas el
hacer cosas que en vez de edificar y ser convenientes para nuestra búsqueda de
ser perfectos en Cristo Jesús lo que hacen es retrasar nuestro crecimiento espiritual
haciéndonos víctimas de un estancamiento en nuestra relación con Dios.
La vida está llena de este tipo de situaciones; son aquellas
cosas que superficialmente no parecen tener nada malo, pero que al ver su
trasfondo, o las cosas que vienen asociadas a eso, nos damos cuenta que son terribles
para un Cristiano. Así, antes de tomar la decisión de involucrarnos en algo o
con alguien, debemos hacernos la pregunta ¿me conviene?¿me edifica?¿es
provechoso para mi relación con Dios?¿ensuciará el templo de Dios que soy
yo?... se que en cierto sentido esto podría sonar extremo…. Pero acaso ¿ser
perfectos no es extremo? Y esa es la voluntad de Dios.
“sed pues vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en
los cielos es perfecto” Mt 5:48
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