sábado, 16 de febrero de 2013

Ritmos y Sonidos


Leer Isaías 12

Uno de los regalos más hermosos que Dios le ha dado a la humanidad es “la música”; para algunos, un lenguaje a través del cual se pude expresar hasta el más profundo sentimiento, para otros, una mezcla armoniosa de sonidos que inspiran y complacen, otros la ven como un refugio en el que están seguros y desligados del mundo; y aquellos que conocemos a Dios y entendemos su plan, la vemos como un medio ideal para expresar a Dios nuestras alabanzas, nuestra exaltación a él y nuestra devoción a su nombre.

Hablando de música; cuando escuchamos canciones, en la mayoría de los casos nos podemos dar cuenta de un fenómeno constante y hasta obvio… “no todo suena igual”, existen diferentes ritmos, tendencias, instrumentos, destrezas musicales, voces, velocidades, etc; esto hace a la música interesante y completa; y si pudiéramos comparar la música con la vida encontraremos una similitud increíble. Hay días en los que parece que nuestra vida es una pieza rápida y de sonidos estruendosos, luchas, carreras, tropiezos, dificultades, son días  en los que quedamos exhaustos; otros momentos parece que nuestras vidas son una dulce y apacible melodía, calma, sonrisas, paz, descanso, y bueno, reconozcamos que pocas veces suenan canciones como estas; otros días nuestra vida parece una canción melancólica, dolor, enfermedad, angustias y desesperanza son las notas que suenan  sin cesar.

Si pudiéramos elegir que canciones queremos que suenen  en  nuestra vida, de seguro elegiríamos una vida de melodías alegres y dulces, pero tristemente no es así; y surge una pregunta que se siente en el alma: ¿Qué hacemos?, ¿nos conformamos con soportar los momentos duros y ruidosos?; la Biblia nos da una esperanza ante este panorama, “CONFIAR EN DIOS”; en el libro de Isaías, encontramos un canto de confianza y victoria:

Miren, Dios ha venido a salvarme, confiaré en él y no tendré temor, El Señor Dios es mi fuerza y mi canción; él me ha dado la victoria». Isaías 12:2

Cuando ponemos nuestra confianza en Dios y ponemos en sus manos los días difíciles, sobrenaturalmente el deposita en nuestros corazones paz, descanso y gozo, y empezamos a ver  nuestra vida no como un sube y baja de ritmos y sonidos placenteros y ruidosos, sino como una obra de arte dirigida por el mejor artista, experimentamos su ayuda, consuelo y victoria.

Si tu vida es música, deja que Dios sea tu director!!!

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