viernes, 22 de marzo de 2013

Días extraordinarios


Hoy volvió a salir el sol, hoy los ríos siguen sus caudales, las olas del mar siguen llegando a la playa, los niños vuelven al colegio y adultos a sus trabajos, el agricultor a la siembra y el maestro a la pizarra, 24 horas forman este día que para la mayoría solo es “un día más”, rutina, la práctica repetitiva de costumbres y quehaceres, horas de anhelo de una noche que se ve lejana para descansar y mañana volver a comenzar… ¿acaso esto es todo? ¿Vivir la rutina y nada más?... para muchos si; tal vez nos hemos acostumbrado tanto a lo normal que dejamos de esperar lo extraordinario de Dios…

El Ángel Gabriel fue enviado por Dios para anunciar a María que esta seria instrumento para concebir al hijo de Dios como mortal; María no era casada aún, y “naturalmente” no había llegado ningún embrión a su vientre… pero en María surgió una gran expectativa, veamos:

El Angel le dijo: “Quedarás encinta y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús.  Él será un gran hombre, y lo llamarán Hijo del Altísimo. Dios el Señor le dará el trono de su padre David,  y reinará sobre el pueblo de Jacob para siempre. Su reinado no tendrá fin. —¿Cómo podrá suceder esto —le preguntó María al ángel—, puesto que soy virgen? —El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Así que al santo niño que va a nacer lo llamarán Hijo de Dios.  También tu parienta Elisabet va a tener un hijo en su vejez; de hecho, la que decían que era estéril ya está en el sexto mes de embarazo. Porque para Dios no hay nada imposible.—Aquí tienes a la sierva del Señor —contestó María—. Que él haga conmigo como me has dicho. Con esto, el ángel la dejó.” Lucas 1:31-38

María al igual que nosotros había vivido presa de lo normal, transcurrió su niñez y juventud como cualquier jovencita de su época, sin embargo después de este encuentro dejo de esperar lo natural y empezó a “esperar” lo extraordinario… sus palabras fueron ¿Cómo será esto?, estas son palabras de un corazón que está a la expectativa de lo que Dios hará, pero no solo eso sino que al final de su encuentro pronuncia las más hermosas palabras: “Que él haga conmigo como me has dicho”…

Tenemos tanto que aprender!!! La vida se nos puede pasar sumergidos en la normalidad, pero ¿qué tal si hoy te encuentras con Dios en oración, pones tu vida en sus manos y comienzas a esperar lo asombroso? Cuando realmente le decimos a Dios “haz conmigo lo que has dicho”, nuestros días dejarán de ser rutina a convertirse en días extraordinarios, donde experimentaremos el obrar de Dios sorprendente y sublime. Para María fue concebir siendo aún virgen, para ti puede ser la casa, la unión de tu familia, levantarte de una enfermedad, éxito en tu ministerio o cualquier otra cosa….porque para Dios no hay nada imposible…



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