Leer Eclesiastes 3:1-15
Vivo en una zona donde el transporte público es muy pesado
(por así decirlo), los autobuses que cubren mi ruta hacen un recorrido que
puede llevarte a esperar por una hora o más. En los años que he vivido allí me
ha tocado vivir diferentes experiencias en cuanto a la espera; algunos días me
ha tocado aguardar con paciencia un largo rato antes de que llegue el autobús,
otros días apenas llego a la parada el autobús pasa por allí, y en otras
ocasiones al cruzar la esquina de mi casa (que queda a dos cuadras de la parada)
veo que el autobús está pasando, lo que me ha hecho dar grandes carreras dignas
de “los 100 metros planos” a fin de alcanzarlo y no esperar otra hora.
Pensando en esto puedo compararlo a como manejamos los
cristianos el esperar las respuestas de Dios; en ocasiones las respuestas
llegan de inmediato, casi simultaneo con el “amen” de nuestras oraciones, pero otras
veces la espera parece eterna y en ocasiones hasta desesperante; pero algo he
aprendido en cuanto a esperar las respuestas de Dios: “SIEMPRE LLEGAN”, algunas
veces rápido y otras veces parece tardar, pero si algo es seguro, es que Dios
es fiel, y nos ha garantizado dos cosas: oírnos y respondernos, fíjate lo que
dice la escritura:
“Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos
alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye. Y si sabemos que él nos oye en
cualquiera cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos
hecho” 1°Juan 5:14-15
El asunto con la espera es que muchas veces olvidamos que
Dios tiene en control toda situación y toda área de nuestras vidas, y que en su
sabiduría infinita él sabe cuál es el tiempo apropiado para responderte y además
sabe cuál es la mejor respuesta para cada ocasión. Seguro te preguntarás por
qué a veces la respuesta llega rápido y por qué a veces llega después de un
tiempo, cuestionando tu fe o la calidad de tu relación con Dios; hoy te digo
que: Dios sabe, si, tan solo eso, él sabe… él sabe que responderte y cuando
responderte, así que, mejor sigue orando y espera con paciencia el bus de tu
bendición.
“Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del
cielo tiene su hora. (…) Todo lo hizo hermoso en su tiempo; y ha puesto
eternidad en el corazón de ellos, sin que alcance el hombre a entender la obra
que ha hecho Dios desde el principio hasta el fin.” Eclesiastés 3:1,11
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