En la Biblia se describe a un
grupo de soldados Romanos burlándose de Jesús y de su posición como Rey:
“Algunos de los soldados del
gobernador llevaron a Jesús al cuartel y llamaron a todo el regimiento. Le
quitaron la ropa y le pusieron un manto escarlata. Armaron una corona con
ramas de espinos y se la pusieron en la cabeza y le colocaron una caña de junco
en la mano derecha como si fuera un cetro. Luego se arrodillaron burlonamente
delante de él mientras se mofaban: «¡Viva el rey de los judíos!». Lo
escupieron, le quitaron la caña de junco y lo golpearon en la cabeza con ella. Cuando
al fin se cansaron de hacerle burla, le quitaron el manto y volvieron a ponerle
su propia ropa. Luego lo llevaron para crucificarlo.” Mateo 27:27-31 NTV
Ciertamente estos hombres no eran
seguidores de Cristo, y es precisamente esto lo que debe llamar nuestra
atención, pues en momentos, nosotros que si somos sus seguidores, con nuestra
actitud podríamos como estar burlándonos de nuestro Rey en lugar de exaltar su
deidad y su dominio. Esto sucede cuando con nuestra boca confesamos que él es el Rey y
conocemos lo que el demanda de nosotros pero
no lo hacemos, o cuando entendemos que estamos haciendo algo mal y lo seguimos
haciendo; esto, literalmente es una burla hacia Dios, pues con nuestra boca
decimos que él es nuestro Rey y que nos domina pero en realidad somos nosotros
mismos quienes marcamos las pautas y decidimos como vivir
¿Qué podemos hacer hoy? Rendirnos
ante nuestro Rey con reverencia, obedeciéndole, exaltándole y dándole en
nuestras vidas el lugar que se merece. ¿El es el Rey de tu vida? Entonces, trátalo
como tal y deja que el reine sobre ti!
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