miércoles, 30 de enero de 2013

En los brazos de Papá


Aquel pequeño niño veía a su mamá sacando las cortinas del cortinero para limpiarlas y con corazón tierno pensó: “voy a sorprender a mami, cuando ella esté haciendo la comida yo tomaré las cortinas y las colocaré en su lugar”; tomo una silla, la colocó sobre una pequeña mesa, se subió con la cortina en los hombros, extendió sus brazos para llegar al cortinero, pero aún estaba lejos, un poco más, un poco más decía dentro de sí, tan solo un poco más… de pronto, la silla resbala, el niño se tambalea y justo cuando está a punto de caer, unas manos fuertes pero tiernas lo sujetan… era papá, que desde la puerta lo veía intentando hacer algo que por sí solo era imposible… papá lo levanta en el aire y lo sostiene hasta que termina la tarea; para luego, bajarlo al suelo y preguntarle con ternura ¿Por qué no me pediste ayuda?.
Día a día usted y yo vivimos situaciones como estas, son aquellos intentos que hacemos para vivir bien, para agradar a otros o para demostrar que somos capaces de hacerlo, sin embargo, con cuanta frecuencia nos encontramos incapaces de cumplir la tarea, al borde de un abismo de insatisfacción porque simplemente “no podemos solos”; y es allí, cuando todo se tambalea, cuando sentimos las manos de Dios sosteniendo nuestras vidas y ayudándonos a alcanzar aquello que por sí solos no sería más que un sueño.
El Padre nos dice en Isaías 41:10: “No tengas miedo, porque yo estoy contigo; no te desalientes, porque yo soy tu Dios. Te daré fuerzas y te ayudaré; te sostendré con mi mano derecha victoriosa”. Isaías 41:10 NTV

Que hermosa promesa hace Dios a aquellos que le buscan… “yo te ayudaré, yo te daré fuerzas, conmigo encontrarás la victoria”. Así que, ¿estás pasando por un desierto personal? ¿Tus metas se han vuelto sueños inalcanzables? ¿Sientes que las fuerzas se han ido y no quieres más que rendirte?... corre ahora mismo en busca de tu Padre celestial y dile: “ayúdame”, y Él vendrá a tu socorro.
El Señor es justo en todos sus caminos y bondadoso en todas sus obras. El Señor está cerca de quienes lo invocan, de quienes lo invocan en verdad. Salmo 145:17-18

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