En los últimos años el mundo
ha sido testigo de imponentes tormentas, huracanes y deslaves que han
ocasionado miles de muertes y pérdidas materiales; hace pocas semanas una de
estas mega tormentas azotó los estados unidos llevándose a su paso la
estabilidad de muchos ciudadanos norteamericanos. Situaciones como estas me
recuerdan el pasaje de Mateo 7:24-al 29:
“Por tanto, todo el que me oye
estas palabras y las pone en práctica es como un hombre prudente que construyó
su casa sobre la roca. Cayeron las lluvias, crecieron los ríos, y
soplaron los vientos y azotaron aquella casa; con todo, la casa no se derrumbó
porque estaba cimentada sobre la roca. Pero todo el que me oye estas
palabras y no las pone en práctica es como un hombre insensato que construyó su
casa sobre la arena. Cayeron las lluvias, crecieron los ríos, y
soplaron los vientos y azotaron aquella casa, y ésta se derrumbó, y grande fue
su ruina. Cuando Jesús terminó de decir estas cosas, las multitudes se
asombraron de su enseñanza, porque les enseñaba como quien tenía
autoridad, y no como los maestros de la ley.
Jesús nos enseña a ver cuál es
la fuente de nuestra estabilidad emocional, espiritual y en muchos casos
física… sus palabras… sin embargo Jesús no solo se conforma con informarnos
acerca de la fuente, sino que tambien nos invita a beber de sus aguas al
decirnos : “el que oye mis palabras y las pone en práctica!”… de nada nos sirve
el ser responsables por el estudio de la palabra, por la meditación de las
escrituras, o aún por el profundo aprendizaje de los versos bíblicos, si no somos responsables de dar vida a sus palabras,
haciéndolas nuestras, practicándolas y viviendo así una vida agradable delante
de él.
Durante nuestro tiempo en la
tierra podremos vivir innumerables tormentas y huracanes, desde el rechazo
hasta una enfermedad terminal, y usted tiene dos alternativas, construir su
vida basado en falsas fuentes de seguridad como una relación humana, la
religión, el trabajo o la familia, o en su lugar, echar sus cimientos en la
inconmovible palabra de Dios, en la obediencia a sus mandamientos y búsqueda de
su voluntad; cuando te decides por Dios, la promesa es esta: NO CAERÁS.
¿Qué decides?
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