miércoles, 14 de noviembre de 2012

Ojos hacia el cielo



Esperar!!! ¿a quién le gusta?... en un mundo como el nuestro tan acostumbrado a lo instantáneo, cada vez es más difícil forjar nuestra paciencia. Queremos resultados inmediatos, procesos veloces y sin obstáculos, la comida, el inicio de la película, la apertura de la página de internet, las visitas al banco, y por supuesto llegar a nuestro destino sin colas; y que decir de nuestros encuentros con alguien?... minutos de espera parecen horas; y ninguna excusa es válida para un retraso. Un fenómeno ocurre cuando se trata de esperar la llegada de alguien, y es que, podrías sorprenderte mirando incesantemente hacia la dirección de donde se supone la persona llegará (como si esto acelerará sus pasos, o como si la espera se haría menor); una y otra vez miramos, miramos y miramos, hasta que al fin el rostro esperado entra en escena.

Pensando en esto me pregunto: ¿será que como cristianos esperamos con tantas ansias la venida de nuestro salvador? ¿será que nos hemos distraído tanto con lo que nos rodea que ya perdimos el interés en la llegada del redentor?. Apocalipsis 1:7 dice “He aquí que viene con las nubes, y todo ojo le verá, y los que le traspasaron, y todos los linajes de la tierra harán lamentación por él. Si, amén. 

Cristo viene!!! De eso no hay duda, al igual que en una cita terrenal pero con la fidelidad que lo caracteriza, el prometió venir, volver a esta tierra que lo vio morir y resucitar, volver por usted, y por mí, por los que le hemos reconocido y aceptado su salvación, volver para llevarnos a las moradas prometidas, volver para quitar toda lagrima, toda enfermedad, todo dolor, angustia o desesperanza, volver para volver incorruptible lo corruptible, para dar gozo eterno, propósito eterno, VIDA ETERNA… Si, EL VIENE… y todo ojo le verá.

Esperar a alguien con anhelo cambia tu enfoque, te hace prestar atención a los detalles, a esas pequeñas cosas que sabes agradarán a tu invitado cuando llegue; esperar con anhelo a Jesús hace lo mismo, nos lleva a vivir vidas que le agraden, para que cuando llegue encuentre todo en orden. 

Nuestro Rey viene con las nubes… ¿estas mirando hacia arriba?

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