Siempre me gusto la historia de Jeremías y el alfarero,
imaginaba a Jeremías observando al artesano trabajar con sus manos llenas de
barro, imagino a este hombre rodeado de vasijas terminadas pero con sus ojos
puestos sobre “su obra en proceso”, tan concentrado, que aún hasta el profeta
paso desapercibido (Lee la historia completa en Jeremías 18). Pero aún más
notorias son las palabras del Señor: “He aquí como el barro en las manos del alfarero,
así son ustedes en mis manos, oh casa de Israel” Jr. 18:6b… Maravilloso no te
parece!!! Estamos en las manos de Dios, El mismo creador del universo, el que
hizo mares y montes, está trabajando sobre tu vida, somos “su obra en proceso”,
para mí esto es IMPRESIONANTE!!! Ahora bien al mirar con detenimiento este
pasaje y sus implicaciones para nosotros, hay 3 aspectos que tomar en
consideración, y que en algún momento pueden ser difíciles de asimilar o hasta
aceptar dada nuestra naturaleza y formación.
1)
El que decide la forma de la vasija es el
alfarero: Nota por favor que en la historia, cuando al ALFARERO no le gusto
como estaba quedando la obra, este la deshizo, y empezó de nuevo para hacer
como él quería. Si usted ha abierto su corazón a Jesús, entonces usted está en
sus manos y El mismo es el que le está dando forma; tal vez no es la forma que
usted esperaba o deseaba, pero sin dudas, es la mejor forma que puedes tener,
Dios está haciendo de ti un instrumento idóneo para sus planes.
2)
La manera de servir es aceptando tu forma:
Romanos 9:20 dice “más antes, oh hombre, ¿Quién eres tú, para que alterques con
Dios?¿Dirá el vaso de barro al que lo formo: ¿Por qué me has hecho así?”...sabemos
que los vasos no hablan, pero usted y yo si hablamos, razonamos y decidimos,
por esto, podríamos encontrarnos luchando con Dios al no aceptar nuestra forma
o sus planes para nosotros; pero oiga, no estamos llamados a levantar la voz
para decirle a Dios “¿Por qué me hiciste así? o ¿Por qué me trajiste a esta
iglesia?¿por qué esta familia?¿por qué?... usted y yo estamos llamados a aceptar
el plan de Dios para nosotros, descansando en la promesa de que sus pensamientos
para nosotros son de bien y no de mal, que él nos está llevando al pasto
delicado y a las aguas de reposo, que él está cumpliendo sus propósitos en
nosotros.
3)
En ocasiones hay que pasar momentos duros: son
parte de tu formación… para hacer la vasija adecuada, el alfarero tiene que
usar agua, dar apretones, algunos golpes, pasarla por fuego y más… tal vez tu
hoy estés pasando por tormentas o fuego, recuerda, todo es parte del proceso,
“pues a los que aman a Dios todas las cosas le obran para bien”
Disfruta ser a la manera de Dios, vive intensamente de
acuerdo a la forma que Dios te ha dado, agradece por tus dones, talentos,
familiares, condición económica, iglesia, pastores, aún por las dolencias y
deja que Dios se te siga formando “a su manera”
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