Muchas veces he escuchado la
expresión “la oración es la llave que
abre puertas a la bendición”… y en un sentido nada puede ser más cierto,
pues es en la oración donde somos escuchados, donde se desnuda nuestra alma y caemos en los brazos de aquel
que con amor eterno nos ha amado, para socorrernos, guiarnos y hacer milagros
cuando ya no quedan fuerzas… mucha razón tenía
el Apóstol cuando escribió a la Iglesia en Tesalónica: “orad sin cesar”
1 Tes. 5:17… Pero si bien la oración es como una llave que abre puertas, debes
saber, que para que un cerrojo se rinda al poder de una llave, esta deberá tener
su cuerpo específicamente modelado a la forma de la cerradura, pues si
no, todo esfuerzo será inútil para abrir esa puerta….
Por más parecidas que sean las
llaves de una misma casa, cada llave
tendrá una forma diferente, ese pequeño pico, o esa sutil hendidura es
vital para que la llave funcione; y de la misma forma nuestra oración debe ser
modelada a la voluntad de Dios, a fin de que al orar los cerrojos sean abiertos
y podamos pasar adelante, a lo que Dios tiene preparado. Al entender esto
podremos con humildad ir ante el Señor
tal como sus discípulos cuando le dijeron “enséñanos a orar”…
Una vez, Jesús estaba orando en
cierto lugar. Cuando terminó, uno de sus discípulos se le acercó y le dijo:—Señor,
enséñanos a orar, así como Juan les enseñó a sus discípulos.2 Jesús
dijo:—Deberían orar de la siguiente manera:[a]Padre, que siempre sea santificado tu
nombre. Que tu reino venga pronto.3 Danos
cada día el alimento que necesitamos[b]4 y perdónanos nuestros pecados, así
como nosotros perdonamos a los que pecan contra nosotros.Y no permitas que
cedamos ante la tentación.[c]5 Luego utilizó la siguiente
historia para enseñarles más acerca de la ración: «Supongan que uno de
ustedes va a la casa de un amigo a medianoche para pedirle que le preste tres
panes. Le dices:6 “Acaba de llegar de visita un amigo
mío y no tengo nada para darle de comer”. 7 Supongan
que ese amigo grita desde el dormitorio: “No me molestes. La puerta ya está
cerrada, y mi familia y yo estamos acostados. No puedo ayudarte”. 8 Les
digo que, aunque no lo haga por amistad, si sigues tocando a la puerta el
tiempo suficiente, él se levantará y te dará lo que necesitas debido a tu audaz
insistencia. Lucas 11:1-8
En ocasiones nuestras oraciones
pueden convertirse en llaves inútiles, esto es, cuando nuestras palabras al
orar son mas guiadas por caprichos que por una verdadera necesidad, cuando van
sin fe en lo que Dios puede hacer, cuando
son fruto de un acto ritual y no emanan
de una genuina y anhelante relación con el Altísimo, o cuando pedimos perdón
sir haber perdonado…
A
la verdad la oración abre puertas a la bendición… la pregunta es: ¿estas
usando la llave correcta?
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