Un hecho sin discusión dentro de la vida cristiana es que
Dios siempre tiene la razón; esto podrá sonar muy sencillo al leerlo, y de
seguro que usted amigo lector estará en este aspecto de acuerdo conmigo, sin
embargo, tambien es verdad que en muchas ocasiones, a pesar de tener esta convicción, nuestras acciones
muestran algo diferente, es como si por alguna razón pensáramos que
nuestra mente finita tendrá mayor y
mejor capacidad de razonar lo que es bueno o malo en comparación con la infinita
mente del creador. Así, caemos en el error de
tomar decisiones o ejecutar acciones cuya intención podrá ser
muy buena, mas sin embargo “no son la
voluntad de Dios” y por esto sencillamente están mal. De este modo que la mejor opción que tenemos
es obedecer a la voz del maestro que siempre está presta para
guiarnos.
En cierta ocasión
Jesús estaba en tierra de Galilea y un
hombre leproso se le acercó para obtener sanidad; lee con atención el escrito
bíblico:
“40 Un hombre con lepra se acercó, se
arrodilló ante Jesús y le suplicó que lo sanara.—Si tú quieres, puedes sanarme
y dejarme limpio —dijo.41 Movido a compasión,[a] Jesús
extendió la mano y lo tocó.—Sí quiero —dijo—. ¡Queda sano!42 Al
instante, la lepra desapareció y el hombre quedó sano. 43 Entonces
Jesús lo despidió con una firme advertencia:44 —No se lo
cuentes a nadie. En cambio, preséntate ante el sacerdote y deja que te examine.
Lleva contigo la ofrenda que exige la ley de Moisés a los que son sanados de
lepra.[b] Esto será un testimonio público de
que has quedado limpio.45 Pero el hombre hizo correr la
voz proclamando a todos lo que había sucedido. Como resultado, grandes
multitudes pronto rodearon a Jesús, de modo que ya no pudo entrar abiertamente
en ninguna ciudad. Tenía que quedarse en lugares apartados, pero aun así gente
de todas partes seguía acudiendo a él.”
Este hombre que ahora estaba sano recibió una, clara y explícita
orden de Jesús… “no le cuentes a nadie”; sin embargo el hombre corrió por las
calles pregonando lo que había sucedido… Fijémonos en la actitud de este hombre
y comparémosla con la nuestra… ¿no quisieras tu que el nombre de Jesús y su
capacidad de sanar y restaurar fuese promulgado por toda tu ciudad?... si eres
un verdadero cristiano seguro tu respuesta será SI… , entonces ¿estuvo bien lo
que hizo?... NO… porque en ese momento
“esa no era la voluntad de Jesus”… este hombre tenía buenas intenciones pero
tuvo malas acciones; la consecuencia: ya Jesús
no podía estar en las ciudades tranquilo para predicar y enseñar el arrepentimiento.
Tal vez hoy te enfrentes a situaciones en las que tu buena
intención te mueva a hacer algo; sin
embargo, pregúntate antes: ¿será esta la voluntad de Dios?... si la respuesta
es Sí, entonces continua, pero si la respuesta es No, entonces por buena que
sea tu intención, no lo hagas!!! Aahh!! Seguro te preguntarás ¿Cómo se cuál es
la voluntad de Dios?.... aunque de eso puedo hablarte ampliamente en otra
reflexión, puedo adelantarte que tienes varias pistas a seguir:
¿Contradice algún mandamiento bíblico?
¿Edifica a los que te rodean?
¿Glorifica el nombre de Dios?
¿Quebranta alguna ley?
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