martes, 6 de octubre de 2009

Manos a la Obra


Seguramente para el momento en que estás leyendo estas líneas alguien te ha comentado una mala noticia del mundo, como por ejemplo, si oíste de la bomba que exploto en tal país, o el terremoto que ocurrió en otro lugar; tal vez has escuchado noticias de tu misma ciudad, que la delincuencia esta desbordada, que hay cada vez mas adolescentes embarazadas, y hasta probablemente has oído de problemas que tienen tus seres queridos, familiares o amigos; problemas económicos, enfermedades, depresión, y otras tantas cosas que podemos nombrar.

Ante todo este panorama tan desalentador cabe preguntarnos ¿Qué estamos haciendo tu y yo para cambiar todo esto?, probablemente puedas pensar que tu también tienes problemas que necesitas resolver y no tienes tiempo para ocuparte de los demás. Hoy quiero compartir contigo una porción bíblica escrita en el Evangelio de Lucas:

El espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; me han enviado a sanar a los quebrantados de corazón; a pregonar libertad a los cautivos, y vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos; a predicar el año agradable del Señor. (Lucas 4:18 – RV)

¿Sabes quien dijo estas palabras? JESUS; este era el ministerio que venia a ejercer en la tierra, el de ayudar a todo el que lo necesitará. Ahora quiero que entiendas algo, nuestro Padre celestial nos predestino para que fuésemos a la imagen de su hijo, para que seamos imitadores de El; Pablo lo escribió en 1°Corintios 11:1 “sed imitadores de mí, como yo lo soy de Cristo”; de igual forma debemos estar concientes que desde ese maravilloso día en que entregamos nuestras vidas a Dios, el nos concedió lo que había prometido, que su espíritu moraría en nosotros; es decir, que el espíritu que operó en Jesús y que lo llevó a realizar su hermoso ministerio, es el mismo que tu y yo llevamos dentro.

Tú has sido llamado a ser de bendición para los que te rodean, fuiste llamado a ser luz del mundo, sal de la tierra. Hoy puedes hacer la diferencia simplemente ayudando al que está cerca de ti en su necesidad; no seamos hijos desobedientes y ayudemos hoy a alguien que lo necesita.

Si hoy cada uno de nosotros (los hijos de Dios) encendiéramos una luz de bendición al ayudar a un necesitado, seguramente nuestro mundo se vería iluminado por la luz de Jesús brillando en todo lugar. El mejor día para ayudar a alguien es hoy, así que, MANOS A LA OBRA.

Angel Martínez - Pastor Asociado IBAV


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