Uno de los más
sorprendentes atributos de Dios es su
capacidad de atender a la oración de todos sus hijos; a diferencia de un padre
terrenal que puede escuchar con atención
a un hijo a la vez, nuestro Padre celestial es capaz de oír con atención cada
clamor. Mientras tú estás leyendo estas líneas, millones de cristianos
alrededor del mundo están elevando oraciones, ruegos, súplicas y clamores al Dios todopoderoso… “y Él los está oyendo a
todos”, y no tan solo eso, sino que tambien está dando respuesta a cada uno de
ellos… ES IMPRESIONANTE…
En el Libro de
Daniel, se nos relata un episodio en el
que el profeta está orando a Dios para
que se apartase su ira y furor sobre la ciudad de Jerusalén, que se había
levantado a causa del pecado del pueblo (Dan
9:16 RV60); el profeta clama por perdón
y restauración de la gloria de la
ciudad y el templo. Me impresiona en
este relato la rapidez en la que el profeta recibe respuesta, leamos:
“Aún estaba
hablando y orando, y confesando mi pecado
y el pecado de mi pueblo Israel,
y derramaba mi ruego delante de Jehová mi Dios por el monte santo de mi
Dios; aún estaba hablando en oración, cuando el
varón Gabriel, a quien había visto en la
visión al principio, volando con presteza, vino a mi como a la hora del sacrificio de la tarde. Y me
hizo entender y habló conmigo diciendo:
Daniel ahora he salido para darte sabiduría y entendimiento. Al principio de
tus ruegos fue dada la orden, y yo he venido para enseñártela, porque tú eres
muy amado. Entiende pues la orden y entiende la visión. (Dan 9:20-23).
Fíjate
bien en las palabras de Gabriel: “al
principio de tus ruegos fue dada la orden”…; esta frase denota la atención
sobrenatural prestada por Dios (quien da la orden) al ruego de sus hijos; desde que Daniel
comenzó a orar ya Dios conocía la intención
de su corazón, la súplica de su alma y dio la respuesta oportuna. Como
hijos de Dios sería un error pensar que el Padre ignora nuestras oraciones, de
hecho, orar es un hábito espiritual que provoca el mover sobrenatural de Dios
en nuestras vidas. Cuando nuestros
ruegos son conforme a la
voluntad de Dios, la respuesta no tarda en llegar. De la misma manera en que
Dios amó a Daniel te ama a ti y a mi… ¿acaso crees que Dios te ignoraría si ya
hasta dio la vida de su hijo por ti?
Ora, ora, sigue
orando, ora sin cesar, Dios oye, Dios ama, Dios responde!!!
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