lunes, 19 de agosto de 2013

Sinceridad


Una de las capacidades naturales del hombre actual es la de “aparentar”, entendiendo esto como: manifestar o dar a entender lo que no es o no hay. Esta “virtud” del hombre es sin dudar útil cuando se trata de provocar la aceptación del medio; sin embargo, al tratarse de la relación con Dios, el hombre queda desnudo en cuanto a su sentir, su emoción y aún su pensamiento. Dios es capaz de discernir lo más íntimo del ser, dejándonos imposibilitados de ocultarle nada. La Biblia declara que Dios puede conocer y entender el corazón humano (1°Sam 16:7).

Siendo esto así, debemos comprender como Cristianos que todo acto, liturgia, relación o hecho del cual seamos parte en nuestra vida Cristiana tiene una doble faceta: la exterior, es decir, la que otros pueden ver, y la interior, o en otras palabras, la que solo Dios es capaz de discernir; lo ideal, es que ambas facetas sean reales… podemos aparentar devoción, entrega y deseo por su presencia y aun así nuestro corazón podría estar lejos de Dios, como El mismo lo juzga en Mateo 15:8 al decir “este pueblo de labios me honra pero su corazón está lejos de mí”.

Leamos el siguiente texto de las escrituras:

“Cercano está Jehová a todos los que le invocan, a todos los que le invocan de verdad”

Este verso es el Salmo 145:18 y en él,  la palabra de Dios nos asegura que su deseo es estar cerca de nosotros, con todo los beneficios que esto implica”, sin embargo, nos pide una acción condicional: “invocarlo de verdad”…. ¿qué querrá decir con “de verdad?... indudablemente se refiere a una acción que va más allá de las apariencias, se trata de sinceridad.


Dios nos invita a disfrutar de su presencia, su favor y su mover…. Por esto, toda manifestación del anhelo por Dios, debe hacerse de forma sincera y real… Él conoce tu corazón, y solo responderá cuando lo busques “DE VERDAD”  

No hay comentarios:

Publicar un comentario