miércoles, 4 de noviembre de 2009

Amor por la Casa


Para el pueblo de Israel tener una casa para adorar a Dios era algo de vital importancia, era una necesidad que nacía desde lo mas profundo de sus corazones, y estaban dispuestos a hacer lo necesario para que existiera un lugar donde habitara la presencia del Dios altísimo.

Esta pasión que el pueblo de Israel mostraba por el templo nos debe servir de ejemplo, para entender que el tener un lugar de reunión es un regalo, un privilegio, una bendición, y es por esto que tenemos un llamado de amar la casa que Dios nos ha dado como templo para El. El amor del pueblo por el templo se fundamenta en varios principios que hoy quiero compartir contigo.

La primera razón por la que debemos amar el templo es porque su existencia es voluntad de Dios. En 1° Reyes 3:2 vemos que el pueblo no tenía templo en este tiempo por lo cual adoraban a Dios en los lugares altos; esto nos enseña, que ciertamente el templo no es el único lugar para adorar a Dios, podemos hacerlo aun en nuestros hogares, pero, si solo esta fuese la voluntad de Dios ¿Por qué entonces manda y respalda la construcción del templo por parte de Salomón?; aunque el pueblo podía adorar en otro lugar, Dios ha querido que tengamos un lugar de reunión (templo) donde como cuerpo en Cristo podamos servirle a el y al prójimo con bendiciones.

La segunda razón por la que el pueblo amó la casa de Dios es porque sabían que en ese lugar Dios hacia maravillas. El pueblo había visto o escuchado de cómo descendía la gloria de Dios en el tabernáculo de Moisés, habían visto al sumo sacerdote salir del tabernáculo después de haber dado ofrendas expiatorias, afirmando el perdón del pueblo, recordaban que después de una conversación con Moisés en ese lugar Dios prometió seguir con ellos a la tierra prometida, y como estas muchas otras cosas, así, debemos entender que el templo es un lugar especial para que Dios obre poderosamente en nuestras vidas, allí nuestro Dios es capaz de soltar sobre nosotros bendiciones, es el lugar donde con tus hermanos ofreces a una voz cantos e himnos como grato perfume ante el altar.

Hay sobradas razones para amar la Casa de Dios. Hoy te invito a que ames tu templo, ese donde Dios te ha colocado como parte de un cuerpo. Valóralo, Cuídalo, Mantenlo, Embellécelo, y sobre todas las cosas, USALO para darle gloria y honor al que se la merece…. JESUCRISTO

Bendiciones
Ángel Martínez Jr. Pastor Asociado

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