Muchos piensan que el trabajo es lo peor que le ha podido
pasar al ser humano, sin embargo existen para algunos habitantes de este
planeta trabajos que pueden considerarse extraordinarios; tal es el caso de un
hombre que fue contratado como “Conserje de una isla paradisíaca” en las
costas de Australia y que gana 110.000 dólares al mes por solo
supervisar que todo esté limpio y la fauna alimentada. Como este, existen otros
empleos deseables como: Probador de autos, examinador de camas de lujo en
hoteles (a una chica en Europa le pagan en euros por dormir de 10 a.m. a 6 p.m.
y dar su opinión de la experiencia), Crítico gastronómico, Presentador de
programas sobre viajes, etc
Estos son sin lugar a dudas los mejores trabajos del mundo,
sin embargo creo que esta lista debe ser encabezada por “Servir a Dios”, es una
verdad absoluta cuando digo que este es el mejor empleo de todos, se trata de
trabajar para el creador del universo. Lo más emocionante de todo es que ya se
te ha dado ese empleo. Cada uno de nosotros, los que por gracia hemos sido
salvados, hemos además sido llamados para ser servidores en la obra de Dios en
la tierra.
En la epístola de Pablo a los Colosenses, capítulo
3, podemos descubrir el anhelo de Dios acerca de tu actitud en el
servicio a Él, y lo he traducido en tres principios para que nuestro trabajo en
la obra del reino sea conforme a la voluntad de Dios.
1. Eleva tu perspectiva. Col.3.1-3
Pablo se dirige a los resucitados en Cristo, así que le está
hablando a cristianos. Personas que estaban viviendo con una perspectiva
terrenal; las cosas de la tierra se estaban haciendo más importantes que las
cosas del cielo. Esto no es apropiado para los hijos de Dios. La NVI dice
“concentren su atención en las cosas de arriba”. Indudablemente se está
refiriendo a las cosas de Dios y de su reino.
Es tiempo de reformular que es lo más importante, cual es el
enfoque de tu vida... Cuando tu enfoque esta en lo de arriba haces que
todas tus acciones sirvan a lo de arriba.
2. Actúa de la mano de Dios Col. 3:17
Actuar en el nombre no son unas palabras mágicas para
que sucedan las cosas como uno quiere, es actuar en sintonía con la forma en
que Dios quiere que actúes. Al decir “en tu nombre”, le pides que intervenga,
pero también confiesas que estas sometido a él, a su voluntad y a su
dirección... DIOS NO SE COMPLACE EN USAR SU NOMBRE Y NO VIVIR BAJO SU NOMBRE.
Tal vez oras en su nombre pero luego actúas ofendiendo su nombre. No lo hagas
más!
3. Recuerda para quien trabajas Col. 3.23-24
Pablo habla de hacer todo como para el señor. Obviamente
Pablo está asumiendo que para los Colosenses Dios es extraordinario y lo más
importante. Tomar conciencia de que uno está sirviendo a Dios nos hace cobrar
ánimo para hacer las cosas lo mejor posible.
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