martes, 27 de enero de 2015

Vale la pena?

Tres años de un ministerio lleno de señales, milagros, sanidades y enseñanzas cargadas de sabiduría parecía haber llegado a su fin, el líder fue arrestado, golpeado y finalmente crucificado, sus seguidores están llenos de temor, angustia y una cierta decepción; “…pero nosotros esperábamos que él era el que había de redimir a Israel…”  decían (Lc 24:21). Pensamientos turbios, sentimientos encontrados, recuerdos de episodios que ahora parecen no tener sentido; de seguro más de uno se preguntaría… ¿valió la pena?, ¿valió la pena dejarlo todo y seguirle? ¿Valió la pena tanto esfuerzo? miren como terminó todo.

En medio de estas horas de incertidumbre y temor algo sucedía a las afueras de la ciudad, algunas mujeres van al sepulcro donde fue puesto Jesús, ya es el tercer día, al llegar, un terremoto, un ángel con vestiduras resplandecientes, guardias petrificados, y unas palabras que devolvían los latidos fuertes al corazón entristecido de aquellas mujeres: “No temáis vosotras; porque yo sé que buscáis a Jesús, el que fue crucificado. No está aquí, pues ha resucitado, como dijo.” (Mt 28:5-6)

Pero no todo termina allí, aquel ángel les da una encomienda, “id pronto y decid a sus discípulos que ha resucitado de los muertos…” (Mt 28:7); los discípulos necesitaban recobrar su esperanza ya perdida, necesitaban reafirmar su fe, necesitaban dejar a un lado el temor y volver a confiar en aquel que confesaron era el Cristo. ¿No parece ser esta una historia que se repite en la Iglesia de hoy? Los seguidores de Jesús al enfrentar los obstáculos propios de la obra nos preguntamos muchas veces ¿valdrá la pena? ¿Valdrá la pena tanto esfuerzo?... si Jesús permaneciera en esa tumba te diría que no, no tendría ningún sentido, pero el Señor resucitó! Aleluya. El es real, vive, reina y muestra su amor y misericordia día a día. Lo que haces por el reino aunque te parezca pequeño, si que vale la pena, todo esfuerzo es más que merecido, Dios te quiere usar como un instrumento útil, vamos, recobra tus fuerzas, tu esperanza y tu fe, el llamado que tienes es tan importante que Dios te sigue dando vida para que lo asumas.

Jesús vive, el reino de Dios es real.


Vale la pena seguirle y servirle.