En los deportes, uno de los papeles fundamentales de todo
entrenador es el de alentar y brindar animo a sus jugadores; hay momentos en un
partido donde por diversas circunstancias los ánimos decaen, el cansancio
físico impide seguir con ímpetu el juego, o tal vez una mala jugada desmoraliza
y hace caer; es allí, donde el coach surge no solo como un estratega sino como
un animador.
Con palabras como: “vamos equipo”, “creo en ustedes”, “yo sé
que pueden”, “no se rindan”, el entrenador inyecta una dosis de fortaleza que
empuja a los jugadores a continuar y hacer grandes cosas. De la misma manera
nuestro Dios nos dice que Él tiene la capacidad de fortalecernos en los
momentos difíciles de este juego que se llama Vida. Leamos la palabrea de Dios:
“Que nuestro Señor Jesucristo mismo y Dios nuestro Padre,
que nos amó y por su gracia nos dio consuelo eterno y una buena esperanza, los
anime y les fortalezca el corazón, para que tanto en palabra como en obra hagan
todo lo que sea bueno.” 2° Tesalonicenses 2:16-17
Hay circunstancias en las que queremos renunciar y
abandonar; y es allí donde cada uno de nosotros debemos ir a la presencia de
Dios en oración y pedir: Señor anima y fortalece mi corazón….. Por su poder y a
través de diversas formas Dios lo hará, y te sentirás fuerte, dispuesto y
seguro porque la victoria está por venir.
Te sientes desanimado, cansado y sin fuerzas…. En Jesús esta
la fuerza que necesitas!