Si has tenido la oportunidad de
comprar un teléfono móvil, seguramente has vivido la experiencia que todo
comprador atraviesa: “el cuidado extremo”… desde que sales de la tienda, y más si pagaste un alto precio
por el equipo, tratas al teléfono como la más grande joya que has poseído, lo
cuidas de caer al piso, limpias su pantalla a cada momento, solo lo colocas
sobre superficies suaves y sin peligro de resbalar… (Sé que muchos se identificaron)… sin embargo después de un tiempo,
y por diversas razones como, el gusto por otro modelo, la costumbre, o la
disminución de la emoción, dejamos de tener tanto cuidado, y el trato al
aparato cambia… que se caiga al suelo ya no es problema, lo mantienes sin
forro, ya limpiarlo no es una prioridad, y si alguien al otro lado de la
habitación lo necesita, lo lanzas sin complicaciones… (Sé que muchos también se
identificaron con esto)…
La Biblia nos dice que Dios pagó
un alto precio por cada uno de nosotros (1Cor 6:20), ese precio fue la sangre
derramada en la cruz del calvario la
cual, cancelo la deuda por nuestros pecados y nos acercó al Padre; si bien esto
es así, debemos entender que somos del Señor… Lee con atención la descripción
que Pedro da acerca de los que somos hijos de Dios:
Pero ustedes son linaje escogido,
real sacerdocio, nación santa, pueblo que pertenece a Dios, para que proclamen
las obras maravillosas de aquel que los llamó de las tinieblas a su luz admirable.
Ustedes antes ni siquiera eran pueblo, pero ahora son pueblo de Dios; antes no
habían recibido misericordia, pero ahora ya la han recibido. 1°Pedro 2:9-10 NVI
La verdad de la escritura nos
confirma que “pertenecemos a Dios”; ahora bien, si somos el especial tesoro de
Dios, debemos reconocer que él nos cuida, pero a diferencia de nosotros y
nuestros bienes (como el teléfono), el Señor nunca deja de amarnos, apreciarnos
y cuidarnos; él nos asegura por medio de la Biblia que el tiene cuidado de
nosotros: “echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros.” 1°Pedro 5:7, y
que ese cuidado no es momentáneo sino eterno; fíjate en el siguiente pasaje bíblico que muestra la
intención de Dios para los que son su pueblo:
“Jehová se manifestó a mí hace ya
mucho tiempo, diciendo: Con amor eterno te he amado; por tanto, te prolongué mi
misericordia.” Jeremías 31:3 y luego el Apóstol
Pablo confesó: “Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni
ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni
lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor
de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.” Romanos 8:35-39
Así que, puedes descansar en la
promesa de que estas bajo el cuidado y la protección de Dios, sus ojos están puestos sobre ti, para guardarte,
guiarte y protegerte. Bien lo escribió el salmista: “Encomienda a Jehová tu
camino y confía en él y el hará” Salmo 37:5
Oración: Amado Padre enséñame a
descansar en tu cuidado, reconozco que tú eres mi guardador, y que tu amor
nunca falla, me pongo en tus manos, pues sé que tú me cuidas siempre. En
Cristo, Amén