miércoles, 24 de abril de 2013

Un cambio increible


Cada creyente en Cristo vive una experiencia de transformación; al permitir que Jesús hiciera morada en nuestro corazón, su presencia produce un cambio de gobierno en el trono de nuestra vida; antes de conocerle y rendirnos a El éramos nosotros los que ejercíamos el dominio de nuestras acciones, palabras y pensamientos, pero cuando él llegó y se sentó en el trono de nuestro ser a causa de nuestra decisión  de aceptarlo como Señor, todo ese trabajo de soberanía sobre nosotros le fue otorgado a Él. Cuando esto realmente ocurre, es decir, no como fruto de una emoción pasajera, sino de un convencimiento de pecado y un genuino arrepentimiento y búsqueda de Dios, los cambios son inminentes y tan claros que otros pueden identificarlos sin problema. En la vida del Apóstol Pablo este cambio fruto de una conversión se hizo tan claro que era casi “increíble”, veamos lo que dice la escritura en hechos 9:20-22

“En seguida predicaba a Cristo en las sinagogas, diciendo que éste era el Hijo de Dios. Y todos los que le oían estaban atónitos, y decían: ¿No es éste el que asolaba en Jerusalén a los que invocaban este nombre, y a eso vino acá, para llevarlos presos ante los principales sacerdotes? Pero Saulo mucho más se esforzaba, y confundía a los judíos que moraban en Damasco, demostrando que Jesús era el Cristo.”

Antes de tener un encuentro con Jesús, Pablo (que en este momento se conocía como Saulo), perseguía a los cristianos y los acusaba de herejes, pero luego, al recibir a Jesús como el Señor y Salvador de su vida, se convirtió en un defensor y propagador del evangelio… Sin embargo no es en este aspecto en el que me quiero enfocar, sino en la manera extraordinaria en la que Pablo empieza a demostrar que su vida cambió. Tal fue su transformación que la gente que le conocía  se sorprendía y hasta algunos dudaban de su cambio… “pero Pablo mucho mas se esforzaba”

Como creyentes en Cristos vivimos bajo la mirada de un mundo que nos conoció antes de “convertirnos”, tal vez podemos estar siendo juzgados por nuestro cambio, o probablemente los que te conocían duden de tu transformación… pero… ¿tomaremos esto como excusa para no vivir como es digno del Señor?, en ninguna manera… de la misma forma que el Apóstol Pablo debemos “esforzarnos aún más” para demostrar que el Dios al cual servimos es capaz de  cambiar vidas, de mejorar vidas y de formar extraordinarias vidas.

Probablemente el inicio sea duro, pero no desmayes, tu cambio cambiará a otros… Jesús puede hacerlo!

Oración: Padre ayúdame a no desmayar al demostrar que soy una nueva persona en ti, quiero ser un ejemplo para otros y así manifestar tu poder para transformar y mejorar vidas, reconozco que tú eres mi Señor y anhelo que eso se note. Abre mi boca para hablar de ti y sigue trabajando en mí para que mi conducta respalde mis palabras. Amen

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