Hace un tiempo estaba navegando por una red social muy conocida en la que vi
una supuesta foto de un cristiano que había sido asesinado por no negar su fe;
al pie de la fotografía, los comentarios de cientos de personas que compartían su
posición acerca del acontecimiento; algunos lamentando el suceso, otros negando
que el hombre en realidad era cristiano, pero otros desviándose del foro
comenzaron a publicar comentarios expresando sus opiniones personales acerca de la Iglesia en el mundo; la verdad
es doloroso leer como cientos, miles y hasta millones de personas tienen una
opinión tan vil acerca de la Iglesia de Jesucristo hoy, algunos catalogan la Iglesia
como un negocio donde un pequeño círculo son beneficiados y enriquecidos, otros
la describen como un nido de hipócritas que siendo iguales al mundo pretenden
aparentar santidad, otros tan solo opinan que todo es una gran mentira y un
juego para cautivar las mentes.
Lo triste de esta situación es que en la actualidad,
ciertamente una multitud de falsos cristianos se han aprovechado de la fe de
muchos para, escondidos detrás de una fachada de ovejas construir una Iglesia
falsa, adoradora de un dios falso, y que desvirtúa la maravillosa verdad de las
escrituras a conveniencia… esto no debe sorprendernos pues la misma escritura
lo advirtió: 15
»Ten cuidado de los falsos profetas que vienen disfrazados de ovejas
inofensivas pero en realidad son lobos feroces. (Mateo 7:15)
Es lamentable que el pueblo del verdadero Dios, aquellos que
le adoramos con fervor y anhelamos que su gloria y salvación sean derramadas
sobre nuestro mundo, caiga en boca de estos hombres y mujeres que juzgan de forma
general; entonces, ¿qué podemos hacer tu y yo ante este problema?... La Biblia
es clara en cuanto a nuestra intervención:
15 La voluntad de Dios es que la vida honorable de ustedes
calle a la gente ignorante que los acusa sin fundamento alguno. 16 Pues ustedes
son libres, pero a la vez, son esclavos de Dios, así que no usen su libertad
como una excusa para hacer el mal. 17 Respeten a todos y amen a sus hermanos en
Cristo. Teman a Dios y respeten al rey. (1° Pedro 2:15-17)
El mandato es claro, que nuestra vida (testimonio, forma de
conducirnos, de hablar, de tratar al prójimo, etc), sea honorable y conforme a
lo que predicamos, que es la Santa Biblia, de esta manera, no encontrarán en
nosotros falsedad ni argumentos para desvalorizar el maravilloso evangelio de
Cristo.
Defendamos el evangelio con más que palabras… con acciones,
actitudes y el desarrollo de una vida santa, de servicio al prójimo y de amor
al mundo!!! Levantemos el nombre de Dios y de su amada esposa… la Iglesia!
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